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Publicado: 27 de Mayo de 2020
El miedo es una estrategia biológica adaptativa que nos permite responder ante una situación de amenaza (real o imaginaria).
El miedo tiene tres características:
a) Es una respuesta natural autónoma
b) Se activa ante lo que entendemos como una amenaza
c) Nos encontramos sin recursos ante esa situación
Cuando asociamos el miedo a una circunstancia determinada podemos desarrollar lo que llamamos “Indefensión aprendida”, que nos impide revisar recursos que, aunque en tal vez en su día no estaban disponibles, ahora si podríamos encontrarlos.
Actualmente nos estamos acostumbrado a un nuevo entorno VICAI (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo e Inseguro). Empezamos a asociar las salidas de casa o el contacto con otras personas como una amenaza.
Cuando conectamos con el miedo, nuestra mente se vuelve emocional, lo que implica que priorizamos las emociones, no pensamos sino que reaccionamos y nuestros pensamientos se vuelven dicotómicos: bueno o malo (seguro o inseguro).
Los psicólogos creemos que el estrés laboral se verá incrementado en los próximos meses, y eso llevará a un bajo rendimiento por falta de atención, menor compromiso con los objetivos de la empresa y probablemente, a generar relaciones conflictivas.
¿Qué puede hacer el líder ante este panorama?
1.- Priorizar a las personas. Es posible que algunas necesiten más tiempo que otras para adaptarse a los cambios y tal vez se requiera apoyo psicológico durante este proceso.
2.- Rebajar y clarificar expectativas. Las cosas han cambiado y los objetivos también. Saber lo que se espera de cada uno rebajará considerablemente su nivel de ansiedad.
3.- Empoderar a los equipos desde la confianza. No olvidemos que el verdadero papel del líder es cuidar y servir a las personas de su equipo, y para ello, es necesario que regule sus emociones para poder mostrar la empatía y amabilidad que necesitan en este momento.
4.- Crear espacios de conexión donde todos puedan mostrar su vulnerabilidad y compartir sus sentimientos. Incluido el líder.
5.- Trabajar desde las fortalezas y celebrar cualquier micro-avance para crear una sensación de progreso y cambio. Transmitir esperanza y optimismo. Recordar que el sentido del humor es un arma poderosa.
6.- Comunicación, comunicación y comunicación. No perder el contacto y compartir todo lo que se está haciendo, los nuevos proyectos y los objetivos cumplidos.
Esta situación es un disparador de sintomatologías. Detectar a tiempo los síntomas de ansiedad o depresión puede evitar que se conviertan en trastorno.
Y al líder ¿Quién le cuida?